Un mundo sin violencia es el camino que inicia con la cultura de la paz

Lucía Valenzuela Bonola

“No hay camino para la paz, la paz es el camino”

Mahatma Gandhi

La paz es algo a lo que todos aspiramos para que la sociedad pueda avanzar.

Se rumora que la correcta respuesta a la pregunta “¿cómo podemos prosperar en este planeta?” es con nuevos avances en tecnología, ampliando las ciudades, mejorando la economía. Estas visiones son válidas, sin embargo, las personas, las sociedades y los Estados buscan obtener solamente una de estas, cuando en realidad existe una forma de tener todo esto con un simple, pero muy complejo, acto. Si se aplica de manera correcta, será mucho más eficiente y rápido encontrar un equilibrio social, político y económico: ¡obtener cultura de la paz! Ya que los problemas que solucione la cultura de la paz, corregirán otros a largo plazo y en efecto dominó.

La cultura de la paz consiste en promover una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechacen la violencia como método de resolución de conflictos y promuevan el dialogo para resolver una serie de problemas. Ahora la paz, esta la ausencia de inquietud, violencia o guerra. Y ya que estamos con definiciones, ¿qué es la violencia?, esta es el uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente, para dominar a alguien o imponer algo. Hay varios tipos de violencia: física, económica o psicológica, entre otras que se promueven consciente o inconscientemente en la sociedad y entre los individuos.

Es importante destacar que el 100% del tiempo se está ejerciendo violencia en algún punto de nuestro país, la República Mexicana. Para saberlo, solamente es necesario escuchar las alarmantes cifras de asesinatos y secuestros que hay diariamente. Por ejemplo, de enero a marzo del 2022 se cometieron 230 feminicidios en el país. En nuestro estado, Veracruz, desafortunadamente se ejecutan 12 secuestros semanales, según las últimas cifras develadas en los periódicos.

Obra: Justicia/ Elfego Yael Villegas Cruz

Hay varios factores por los que la violencia puede ser más propensa. Uno de ellos es su misma normalización, porque si esta es detectada puede ser frenada, pero si se normaliza, se va a seguir y seguir insertando en nuestro inconsciente y en nuestras actitudes diarias hasta que ya sea demasiado tarde. ¡Y nadie, nadie, quiere llegar a ese demasiado tarde!

También la violencia es un ciclo que se da entre generaciones y personas, ya que se ha demostrado que es mucho más probable que alguien actúe con violencia, si ha sido violentado o violentada previamente. La violencia ya se encuentra arraigada en nuestro pensamiento como sociedad. Estamos en contacto con sus derivaciones todos los días, me refiero al machismo, clasismo, misoginia, gordofobia… Estos son pensamientos violentos con los que la mayoría de las personas se relacionan diariamente. Por su misma normalización, es muy complicado frenar su influencia en los individuos.

De un modo más específico, hay más muertes en México por violencia que en Siria, un país donde se está viviendo una guerra civil en este momento. Esto quiere decir que estamos viviendo una situación similar a la guerra. ¿Por qué debemos vivir en medio de la violencia, del miedo constante, diario, sin estar en guerra? Y hablando de una manera más global, quién no ha escuchado de la guerra entre Ucrania y Rusia, es muy famosa, pero no debemos dejar pasar que actualmente hay 18 guerras en curso, de estas solo una o dos están teniendo la voz y el reconocimiento en los medios para que la población civil pueda ser apoyada en este momento tan crítico. Por nombrar algunas están las guerras en Siria, Sudán, Nigeria, Afganistán, etc. ¡Hay guerra!

Por ello, considero que es muy importante que empecemos a invertir en educación para la cultura de la paz, es decir, en frenar la violencia y en normalizar las diferencias, el diálogo y los medios alternos de resolución de conflictos para que poco a poco la cultura de la paz se vaya extendiendo por nuestra sociedad y luego por todo el mundo. La violencia no se va a poder frenar de un día para el otro, es verdad. Pero sí se puede de manera paulatina, enseñando a los menores a cómo respetar y tolerar a los demás, que desarrollen mucha más empatía y un pensamiento crítico reflexivo que los ayude a buscar primero el dialogo como método para resolver un problema antes que la impulsividad que produce la violencia.

Piensa, en este momento, en todas las cosas que estás haciendo, tal vez diariamente, que puedan provocar que la cultura de la paz no se forme. Empieza a cambiar desde hoy, ahora, todos tus hábitos que pueden crear un mundo mucho más disfuncional. Esta responsabilidad es de todas y todos, pero en especial del trabajo de uno mismo, trabajo que usted y yo debemos hacer para mejorar el mundo.

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