Calaverita a Rompope

Gean Stefano Jiménez López

La muerte está antojada
y a mi casa ella llegó
preguntando por Oreo, 
solo a Rompope encontró

Corriendo la persiguió.
Dijo: “dame hueso nomás”.
Y, aunque Rompope corrió,
la calaca pudo más.

Con Gean, Rompope se topó.
“¿Por qué lloras?”, le maulló.
Gean dijo: “Te extraño mucho,
Rompope, vuelve por favor”.
 
Ella ronroneó y contestó:
" Humano, al Mictlán me voy.
No te preocupes, no llores, 
que te llevo en mi corazón”.

Obra: Gato, Rafael Ortiz Rocha

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